Thursday, June 5, 2008

MUJERES MAPUCHE. SUPERANDO EL SILENCIO


Superando el silencio
Sandra López

La estudiosa Sandra López analiza las relaciones de género en la sociedad mapuche y las vivencias de las mujeres frente a la violencia sexista.
López advierte que las nuevas generaciones de mujeres no están dispuestas a aceptar relaciones violentas en la pareja
Viviendo en la región de La Araucanía es inevitable preguntarse sobre cómo viven las mujeres mapuche la violencia de género, si son diferentes sus vivencias a las mujeres no mapuche, y si su cosmovisión previa a la llegada de los españoles y la invasión del Estado chileno, contiene relaciones no violentas.
Responder a estas preguntas no es fácil, por eso abordamos el tema en base a conversaciones con tres mujeres mapuche sobre su visión de la violencia. Pilar Collipal Curaqueo, Orientadora Familiar, quien lleva 15 años trabajando en el Sernam (Servicio Nacional de la Mujer) vinculada a organizaciones sociales relacionadas con mujeres mapuche e identidad cultural, considera que la violencia en las parejas mapuche hoy es igual a las mujeres no mapuche “si le queremos poner un apellido, la cosmovisión, la relación entre hombre y mujer, entre pareja, en el mundo mapuche es machista”.
Para Pilar, al introducirse la mirada occidental, el machismo ha sido mucho más fuerte en el pueblo mapuche, ocupando la mujer hoy día un lugar mucho menos valorado “donde se ve que la mujer adopta esa condición de andar casi detrás del hombre, pero no como se veía antes, no una relación de respeto, sino una relación más de desvalorización hacia la mujer”.
Para ella el término “violencia intrafamiliar” no existe en el mundo indígena, “pero yo hoy día sí creo que hay mucha violencia dentro del hogar mapuche, hay mucha violencia dentro de las parejas mapuche, entre los niños, entre los adolescentes, van adquiriendo las mismas actitudes del mundo occidental…”.
Es interesante observar este reconocimiento de la situación similar vivenciada por mujeres mapuche y no mapuche frente a la violencia, así una investigación del Centro de las Mujeres de Temuco publicada el año 2004 -plasmada en el libro “Ellas no Callarán por Siempre”- sobre la percepción de la violencia en mujeres mapuche y no mapuche en la región, detectó que la violencia es una realidad que traspasa ser mapuche o no mapuche, concluyendo que no hay diferencias significativas entre un grupo de pertenencia étnica o territorial.
Eliana Huitraqueo Mena, jefa de Unidad de Educación y Cultura de Conadi (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena) de Temuco, señala que los índices de depresión en la Novena Región y sobretodo en la Comuna de Puerto Saavedra –con mayoría de población mapuche- son altísimos: “Las mujeres en este minuto están más concientes de lo que es violencia tanto física como psicológica y en alguna medida eso da cuenta también de estas idas al psicólogo, de estas idas al consultorio buscando ayuda, estas idas a la Municipalidad, a la asistente social pidiendo orientación…” Desde el punto de vista estadístico, el último dato rastreado que diferencia entre mujeres mapuche y no mapuche a nivel de denuncias por Violencia Doméstica, Sexual, Psicológica y Física, corresponde al año 2004.
Estos datos publicados por el Observatorio Regional de Equidad en Salud según género y pueblo mapuche señalan que para ese año, existían 201 consultas al Sernam por violencia intrafamiliar de mujeres no mapuche y 27 de mujeres mapuche.
Si el año 2006 hubo un total de 304 denuncias por violencia intrafamiliar en la Región de la Araucanía, esta cifra se elevó, en 2008, a 477, sin embargo no hay un desglose del origen étnico de las mujeres en estos datos.
Mujeres rurales y urbanas ¿misma realidad?
Pilar y Eliana coinciden en señalar que hay diferencias entre el mundo rural y el urbano, en los sectores rurales la violencia tiene relación con que hay pocas mujeres en el campo y éstas se convierten en un bien preciado “por la migración de las mujeres…en las familias mapuches contemporáneas y dado la escasez de recursos económicos y de tierras las familias expulsan a sus jóvenes y obviamente salen primero las mujeres como un bien prescindible dentro de la economía familiar…
En alguna medida (esto) significa que hay una gran presión sobre formar pareja, sobre privarlas, sobre protegerlas, ….” dice Eliana.
Pilar afirma que las mujeres urbanas en alguna medida tienen mayor educación desde el punto de vista occidental, gracias a lo cual están más informadas y eso ayuda a que estén más dispuestas a acercarse a las instituciones, pero para las mujeres rurales “el denunciar cuesta mucho…por una no destrucción de su familia, porque en el fondo también (la mujer) sabe que haciendo la denuncia vas a castigar a una persona a la cual quieres y que es parte de tu clan y eso cuesta en el mundo mapuche, o sea cómo le haces ver que es violencia lo que está viviendo, porque ahí a lo mejor está mucho más fuerte el tema de que es natural lo que está pasando…”.
El libro “Femicidios en la Araucanía” (2da. Edición, 2005) de la Trabajadora Social Patricia Alvarado -publicado por el Centro de las Mujeres de Temuco- plantea que si bien la violencia es transversal tanto en mujeres mapuche como no mapuche, sin embargo las representaciones del significado otorgado a la violencia cambia si se es mapuche y si la pertenencia es urbana o rural, así muchos testimonios de mujeres cuentan que las descalificaban en forma verbal por “ser mujer mapuche”.
Rastreando en la Cosmovisión Mapuche Desde el punto de vista de la cosmovisión mapuche tradicional, hay diversas visiones sobre la violencia existente antes de la llegada de los españoles o tras la invasión del Estado chileno.
Por ejemplo la tesis “Representaciones Sociales de las Mujeres Mapuche acerca de la Violencia de Pareja” (Brevis, Gutiérrez, Jaquel, Montecinos) publicada por la Universidad Católica de Temuco, señala que “en el caso del pueblo mapuche, no se tiene conocimiento acerca de la incorporación del concepto de violencia intrafamiliar, como tampoco se conoce la conceptualización que ellos realizan a partir de su cosmovisión” (2004:4)
Minerva Castañeda Meliñan, encargada del Centro de Documentación de Conadi Temuco, señala que desde el punto de vista de la cosmovisión, de las normas de vida que rigen la sociedad mapuche, el material que ella ha recopilado de forma documental u oral, evidencia que la mujer mapuche estaba en algunos aspectos más protegida y sus derechos eran más respetados.
“Por ejemplo el hecho de los derechos reproductivos, el tema del aborto no era un tema punitivo como es ahora en la sociedad chilena, o sea la mujer era responsable de sí y de decidir sobre su cuerpo …
Ella era libre de iniciar su vida sexual, tanto la mujer soltera como la mujer viuda. Era restrictivo para la mujer casada, estaba regida por ciertas normas.
Respecto al tema de los roles, también es un tema donde había una diferencia importante, porque los roles eran ocupados tanto por mujeres como por hombres”. Así, antiguamente había en la sociedad mapuche machis, longkos (jefe tradicional) y werkenes (mensajeros) tanto mujeres como hombres.
Es decir, en muchos aspectos había mayores libertades para las mujeres mapuche que incluso las existentes hoy en día.
La tesis citada más arriba señala que la explicación que dan las mujeres a la violencia no se atribuye a un factor propio de la cosmovisión mapuche, donde la violencia sea concebida como consecuencia de un castigo o producto de alguna trasgresión hecha por algún integrante del grupo familiar a las normas y códigos presentes en el Ad Mapu (leyes y tradiciones) que pudieran romper con el equilibrio cósmico, “sino más bien se atribuye a factores externos de la pareja como son los cahuines, alcoholismo y pautas intergeneracionales de violencia, que se ha internalizado a través de las historias de vida.” (2004:84)
Eliana se pregunta ¿Cuánto es efectivamente cultural y cuánto es efectivamente el choque entre las dos culturas y adquirido y, por tanto, aprendido de la otra?
Desde su visión eran distintos niveles de violencia y para distintas cosas.
Por ejemplo, en el tema del matrimonio, de formar pareja, hay algunas crónicas que narran que las mujeres efectivamente eran violentadas físicamente para efectos de no arrancarse del lugar al que se tenía que ir, y obviamente se separaba hasta llegar a ser plenamente madura sexualmente para que se consumara este matrimonio.
Los matrimonios en aquella época eran alianzas entre familias y eso significaba también alianzas políticas y económicas.
“Pero también es cierto que, en algunos casos, era mayor el tema de la represión respecto de algunas conductas públicas hacia la mujer casada más que a la soltera porque a la soltera se le permitía por ejemplo tener varias parejas, e iniciar una vida sexual y no había ningún problema”.
Eliana señala que la mujer soltera era mucho más libre para decidir qué hacer con su vida, sobretodo en lo sexual, no así la casada que era bastante reprimida en términos públicos, “ella no podía hablar si no hablaba su marido, o no se lo permitía, no podía hacer algunas cosas si no tenía permiso y eso se ha mantenido hasta la generación de nuestras madres….”.
Así, la percepción de estas mujeres con quienes analizamos el tema, es que actualmente la violencia dentro de la pareja en las mujeres mapuche es similar a la vivenciada por las mujeres no mapuche, siendo el factor de vivir en el campo (ruralidad) un elemento significativo, ya que allí se viviría la violencia de manera más opresiva, debido a las menores posibilidades de aquellas mujeres para salir de esa situación, su mayor aislamiento, menos nivel educacional o dependencia económica.
Mientras, el proceso de urbanización y migración de muchas mujeres mapuche, junto a su mayor acceso a la educación ha hecho que un sector de ellas establezcan relaciones de mayor independencia económica y afectiva, basada también en una mayor autoestima que hace que tiendan a no aceptar situaciones de violencia en la pareja.
Editado por Mujeres Hoy
Fuentes: Violencia y mujeres mapuche. Feministas Tramando. Santiago, 2008.


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